En Francia, como en la mayoría de los países industrializados, se ha desarrollado en el último cuarto de siglo una verdadera política medioambiental. Francia fue uno de los primeros países en crear, el 27 de enero de 1971, un Ministerio de Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente, encargado por aquel entonces simplemente de coordinar los esfuerzos del resto de los ministerios. Antes de eso, algunas medidas habían reflejado ya el interésque despertaban tales cuestiones, como demuestra la ley de 1960 por la que se creaban los parques nacionales, y la ley de 1964, muy avanzada para su época, que planteaba mecanismos de intervención económica, basados en el principio de «quien contamina paga».
De 1970 a 1998 la política francesa en materia de medio ambiente se centró en la puesta en marcha de una reglamentación y unas instituciones especializadas dedicadas a la recuperación y la eliminación de residuos (1976), al control de la calidad de aire (1981), y al control energético (1982), institituciones que en 1990 quedaron subsumidas en la Agencia del Medio Ambiente y del Control Energético (ADEME). Todo ello desembocó en la adopción de un Plan Nacional para el Medio Ambiente (1990) que condujo a la primera reforma de peso de la administración encargada del medio ambiente que supuso sobre todo la creación en 1991 de 26 direcciones regionales del medio ambiente (DIREN).
Motores de viento
© F. de la Mure
El periodo 1989-2001 ha sido una etapa clave en la que la importancia del medio ambiente dentro de las políticas públicas se ha visto considerablemente reforzada por una renovación de la actuación pública (desarrollo de procedimientos de concertación y de contractualización), por la modernización y el impulso dado a la administración medioambiental y por la consolidación del dispositivo legislativo, sobre todo mediante la ley de orientación sobre ordenamiento y desarrollo sostenible del territorio (1999) y la adopción del código del medio ambiente (2000).
A partir de 2002 se ha intensificado la atención al desarrollo sostenible por medio de la elaboración de una estrategia nacional, especialmente visible en el proyecto de la carta constitucional sobre medio ambiente; por medio de las políticas emprendidas sobre el agua, la naturaleza, los paisajes, la contaminación, la prevención o los riesgos; por medio de la ampliación de las capacidades en materia de evaluación medioambiental o de análisis socioeconómico; y también por medio de la acción internacional. La política nacional de desarrollo sostenible está supervisada por un Comité Interministerial de Desarrollo Sostenible (CIDD), creado en 2003 y presidido por el primer ministro, que reemplaza a tres instancias anteriores: el Comité Interministerial del Medio Ambiente (CIEN), la Comisión Interministerial de Lucha contra el Efecto Invernadero (CIES) y el Comité Interministerial de Prevención de Grandes Riesgos Naturales (CIPRNM).
Una dimensión internacional
Casa cobierta de paneles solares
© F. de la Mure
En los últimos años la protección del medio ambiente se ha presentado como una necesidad que traspasa las fronteras de los Estados para alcanzar una dimensión planetaria. Esta toma de conciencia ha dado lugar a numerosos tratados, directivas y convenciones. Francia se ha comprometido en más de un centenar de textos suscritos en el marco europeo y en una treintena de dimensión mundial. Además, ha asumido un papel promotor de muchos tratados, como en el caso de la adopción por parte de veinticuatro Estados, el 11 de marzo de 1989, de la Declaración de La Haya sobre protección de la atmósfera, o de la creación, en 1990, de un Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FEM) destinado a ayudar a los países más desfavorecidos. Francia ha propuesto asimismo que la Antártida sea declarada reserva natural y tierra de vocación científica, y que se establezca además a su alrededor un santuario para las ballenas.
"Urban cab" un concepto
de transporte ecológico en París
©F. de la Mure
Las prioridades estratégicas de Francia aúnan la lucha contra la pobreza, especialmente en los países más desfavorecidos, la promoción del desarrollo sostenible, el refuerzo de las capacidades institucionales y la protección del medio ambiente. Mantiene la postura de que la preservación del medio ambiente, para ser duradera, debe integrarse en el desarrollo y contribuir a las necesidades vitales de las poblaciones y de los agentes económicos. Así pues, en las cumbres internacionales de Río (1992), Nueva York (1997), Kyoto (1997) et Johannesburgo (2002), Francia se ha comprometido inequívocamente en la promoción del desarrollo sostenible.
La protección de la atmósfera
Tienda de productos biológicos
©A. Arraou
La lucha contra la contaminación del aire es desde 1997 una de las prioridades de Francia, que se ha esforzado en llevar a cabo una política cuyo objetivo es la reducción de forma permanente de las emisiones susceptibles de contaminar la atmósfera. Para ello, se ha implementado un dispositivo legislativo y reglamentario moderno e integrado, centrado a la vez en la vigilancia y la información a los consumidores, en las normas de calidad del aire y en la reducción en origen de las emisiones.
Francia ha sido el primer país en adoptar, en enero de 2000, un programa nacional de lucha contra el cambio climático que prevé un centenar de medidas encaminadas a lograr que en 2010 las emisiones de gas que originan el efecto invernadero vuelvan al nivel de 1990.
Francia mantiene desde hace muchos años una política de prevención y gestión de riesgos industriales que se aplica al conjunto de su territorio y por tanto a las zonas que pueden ocasionar efectos transfronterizos de larga distancia. En el marco internacional del Protocolo de Göteborg se ha comprometido a reducir sus emisiones de óxido de nitrógeno y de compuestos orgánicos volátiles (COV) aproximadamente en un 40% entre 1999 y 2010. En junio de 2003 adoptó un programa de reducción de emisiones que concierne a todos los sectores (industria, transporte, construcción, agricultura) y abarca diferentes ámbitos: técnico (carburantes, tecnología de motores, vehículos de gas, vehículos eléctricos, reducción de las emisiones industriales…), organizativo (planes de desplazamientos urbanos, urbanismo…), fiscal, etc.
En cuanto al transporte automovilístico, las normas europeas denominadas «Auto-Oil» deben reducir aproximadamente en un 50% las emisiones contaminantes de los vehículos nuevos a partir de 2005-2006 (etapa denominada «Euro IV»). Para 2010 se prevé que se endurezcan dichas normas, que actualmente son objeto de un trabajo de cooperación francoalemán.
El agua: un recurso a preservar
Laboratorio de investigación
y de control de la cualidad de las aguas
de Maisons-Laffitte
© VEOLIA/C. Majani d’Inguimbert
En comparación con otros países, Francia tiene el privilegio de poseer abundantes reservas de agua, aunque éstas, desigualmente repartidas por todo el territorio, no dejan de ser frágiles.
El 23 de octubre de 2000 se aprobó una directiva que fijaba un marco para la política comunitaria sobre el agua. Con ella se refuerza el sistema francés que organiza la gestión del agua en grandes cuencas hidrográficas gestionadas por comités que reúnen a representantes de las entidades locales, de los usuarios y asociaciones, y de los servicios del Estado. Su objetivo es recuperar el buen estado ecológico de las aguas de aquí a 2015.
Se ha entablado un gran debate nacional con el conjunto de los afectados por esta cuestión para determinar qué elementos han de aportarse a la política francesa del agua para hacer frente a dicho desafío. El año 2003, año mundial del agua, ha significado para Francia una oportunidad simbólica de responder a los desafíos nacionales en consonancia con los compromisos adoptados por la comunidad internacional, y particularmente por Francia, en Johannesburgo, y más tarde en el tercer Fórum Mundial del Agua de Kyoto y del G8 en Évian.
Extracción en un río para
el control cualidad de su agua
© VEOLIA/C. Majani d’Inguimbert
Las aguas subterráneas no se salvan de la contaminación en las regiones de agricultura intensiva. Para controlar la contaminación de origen agrícola, los poderes públicos se apoyan en una combinación de diferentes instrumentos: reglamentarios, económicos o basados en el voluntariado. En cuanto a la contaminación doméstica, Francia se ha comprometido a completar la recogida y el tratamiento de aguas usadas de aquí a 2005 a más tardar. Desde 1992 han aumentado considerablemente las ayudas y las inversiones en este terreno.
El problema de la contaminación afecta igualmente a las aguas marítimas, ya se trate de contaminación de origen agrícola, urbano, industrial o consecuencia de una catástrofe marítima. Cada año, las playas situadas a lo largo de los 5 500 km del litoral francés atraen a millones de turistas. La vigilancia de las aguas balnearias se realiza de manera rigurosa en más de 700 municipios costeros. A lo largo del año se analizan más de 20 000 muestras tomadas del mar para verificar la calidad del agua y su conformidad con la reglamentación europea. Cada campaña anual da lugar a la publicación de un palmarés previo a la temporada estival. A nivel comunitario, una nueva directiva europea ha establecido un marco para una política comunitaria de aguas que se propone alcanzar una calidad óptima del agua antes de 2015 y un buen estado ecológico de los estuarios y las aguas costeras (hasta una milla de la costa), así como un buen estado químico de las aguas territoriales (hasta doce millas de las costas).
La protección de la naturaleza y de los paisajes
Parque nacional del Mercantour
© F. de la Mure
La diversidad de los espacios naturales se traduce en una gran riqueza de la flora y la fauna salvajes. Francia adoptó una ley sobre protección de la naturaleza ya en 1976. Desde 1982, se han identificado y estudiado más de 14 000 espacios, catalogados en 896 zonas naturales de interés ecológico, faunístico y florístico (ZNIEFF). Esta primera recopilación de datos fue la respuesta de Francia a la directiva europea «Hábitats», adoptada el 21 de mayo de 1992, sobre la conservación de los hábitats naturales, de la fauna y de la flora salvajes. Desde 2004, la red Natura 2000 agrupa todos los espacios de interés y asegura la conservación y la biodiversidad en el seno de Europa.
Los parques nacionales, cuyas zonas centrales no están habitadas, siguen siendo las joyas del sistema de protección de los espacios naturales. Hay seis en la Francia metropolitana y uno en Guadalupe, y actualmente se están estudiando cuatro proyectos: la selva amazónica de Guayana, el mar de Iroise en Bretaña, los Altos de Reunión y el parque marino corso. Dichos parques comprenden un total de 992 000 ha, 371 000 de las cuales corresponden a zonas centrales bajo protección total. Mientras que los parques nacionales, exceptuando la isla de Port-Cros, están situados en macizos montañosos, los treinta y cinco parques naturales regionales están repartidos por el conjunto del territorio: montes de Arrée, morros de Alsacia, Camarga, Brenne, Luberon…
Protegidos por una legislación más flexible que la de los parques nacionales, estos espacios están evidentemente destinados a la protección del medio ambiente, pero también al desarrollo equilibrado de las diferentes actividades económicas. Existen, por último, numerosas reservas naturales que pertenecen al Estado, a los municipios, o incluso a propietarios particulares, y constituyen, en ocasiones, el último refugio para especies amenazadas. Hay actualmente treinta y dos reservas: Aiguilles Rouges en los Alpes y Banc d’Arguin en la cuenca de Arcachon son las más renombradas.
La política de residuos
Centro de reciclaje de resíduos
domésticos en Nanterre
© VEOLIA/JM Ramès
El volumen de desechos, basusa doméstica o residuos industriales, no cesa de aumentar en todos los países industrializados. Francia produce anualmente más de 28 millones de toneladas de basura doméstica. La producción global se ha más que duplicado en treinta años, hasta alcanzar en la actualidad una cifra superior a 460 kilos de media por persona y año.
El porcentaje es mucho mayor en las grandes ciudades que en municipios rurales. Por término medio se queman 30 000 toneladas diarias de basura de origen doméstico en las casi trescientas incineradoras dispersas a lo largo del territorio francés. En las mayores plantas incineradoras, el potencial energético se recupera en forma de calor y de electricidad mediante dispositivos de cogeneración. El objetivo es producir menos desperdicios y reciclar y dar valor a los restantes. La incineración de residuos va dirigida a prevenir o reducir la contaminación del aire, del agua y del suelo, en conformidad con la directiva europea de diciembre de 2000. La separación de la basura doméstica en los hogares se ha convertido en una prioridad. Además del plástico, el reciclaje del vidrio ha obtenido en Francia excelentes resultados.
Reciclaje de resíduos domésticos
© F. de la Mure
La cantidad de vidrio recuperada se ha duplicado en lapso de quince años, alcanzando un 61% en la actualidad. Desde el 1 de enero de 1993, los industriales están obligados a financiar o a garantizar la eliminación de los envases que lanzan al mercado. Se ha fijado el objetivo de reciclarlos en un 75%. La ley del 13 de julio de 1992, que establecía a partir de 1996 la obligación de cada Departamento de elaborar un plan de eliminación de residuos domésticos, se extiende también a los residuos industriales, que representan unos cien millones de toneladas. Los residuos especiales tienen diferentes formas de eliminación. Son incinerados o sometidos a tratamientos físico-químicos de descontaminación, o, como ocurre en el 50% de los casos, son enterrados en los once vertederos controlados reservados para ello.
Desde 2002 sólo pueden almacenarse en ellos los residuos finales. La nueva reglamentación ha previsto la creación, en cada planta de tratamiento o almacenaje de residuos, de una comisión local de información y de vigilancia, en la que intervienen vecinos y asociaciones. Por último, el 1 de abril de 1993, se estableció un impuesto sobre el vertido de productos domésticos y asimilados, y la ley del 2 de febrero de 1995 fijó otro impusto sobre el tratamiento o el vertido de residuos industriales especiales.
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